Al
implantarse el sonido en todo el mundo, industrias de diferentes
países produjeron y abastecieron con películas que interesaban al
público. El único problema en esta época fueron los temas
políticos y la Segunda Guerra Mundial que afecto en el modo de hacer
y abordar temas a la hora de dirigir cine.
Cine Francés: movido por el realismo
desde la tradición y los ambientes populares de René Clair (1932),
y el drama con dosis de fatalismo que recrean Julien Duvivier y
Marcel Carné. Los directores franceses se concentraron en
adaptaciones literarias y académico en las formas.
Cine Ingles: empiezan a diseñar
estructuras proteccionistas. Alexander Korda, director y productor,
consigue una de sus grandes películas con La vida privada de
Enrique VIII (1933).
Una escuela creada por John Grierson,
apoyado por el gobierno, permiten que varios directores hagan un
cine informativo de gran altura contando con el apoyo de maestros
como Grierson y Robert Flaherty.
Los cuarentas estaban dominados por
producciones de John Artthur Rank, como por ejemplo Enrique V (1945)
y Breve Encuentro (1945) de David Lean. A parte se desarrollan una
gran e interesante producción de comedia social con mucha ironía.
Cine Alemán: muy activo en los treinta
de la mano de Joseph von Sternberg con El Ángel azul (1930). El
ascenso de los nazis proyecta en obras de singular relieve como por
ejemplo El flecha Quex de Hans Steinhoff (1933).
Con las ganas y deseos de dejar atrás
tiempos de traumas, nace el neorrealismo impulsado por una
generación, aunque con escasos recursos, consiguen ofrecer
historias de las más brillantes en el cine de postguerra.
Italia se ve sumida en la producción
de cine con marcado cariz propagandístico, no obstante, en la
postguerra cobra fuerza con un movimiento neorrealista centrado en
temas de la vida cotidiana y plasmados con gran realismo.
Por ultimo el cine soviético, llega a
uno de sus mejores momentos con Iván el Terrible de Sergei M.
Eisentein (1945). La presión política obligara a producir películas
donde se da protagonismo a la figura de Stalin, este culto a la
personalidad hace retroceder en la producción cinematográfica.
Fragmento de Iván el Terrible
No hay comentarios:
Publicar un comentario