viernes, 21 de noviembre de 2014

El Guión Original y el Guión Adaptado

Muchas de las películas que se hacen en el mundo vienen de novelas, obras teatrales, canciones, cómics, noticias e incluso de poemas o composiciones musicales.
En industrias desarrolladas como en Estados Unidos existen profesionales que se dedican a la búsqueda de novelas con la idea de convertirlas más tarde en éxitos cinematográficos. 
 
No hay diferencia entre el método para escribir una obra original de la adaptación de obras previas. Adaptar es transformar las peculiaridades de un medio a otro.
Toda adaptación trata de valorar las zonas compartidas por ambos medios y también las zonas de conflicto.

El guionista no sólo tiene que realizar una condensación, puesto que no se trata solo de resumir, sino que en muchas ocasiones hay que eliminar personajes, tramas, subtramas, reducir su importancia o, en algunos casos, inclusive crear nuevos personajes y situaciones. Algo que sin duda es inevitable que suceda y que afecta de algún modo al ritmo y a los mecanismos de envolvimiento psicológico del espectador.
El conocido crítico y teórico francés André Bazin diferencia tres tipos de adaptación:
 
Las que se conciben con el mayor respeto al espíritu de la obra adaptada, por ejemplo la adaptación de El Quijote (1991) de Manuel Gutiérrez Aragón.

 

Las adaptaciones libres basadas en la simpatía hacia la obra o en la compra de los derechos de autor tal como ocurre con Carne trémula (1997) de Pedro Almodóvar.
 

Las que establecen una dialéctica original entre cine y literatura como las películas de Marguerite Duras.
El cine y literatura son dos cosas distintas condicionados por sus propios modelos de consumo y los placeres que proporcionan a sus públicos. En resumen, un guión adaptado se limita a seguir las mismas normas que uno original. Desde un punto creativo, la adaptación es en esencia una labor de toma de decisiones.


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